jueves, 1 de abril de 2010

Una novelita lumpen, Roberto Bolaño

Hacer un comentario acerca de un gran autor se presenta, de algún modo, difícil; a uno le parece que todo lo que va a decir está completamente trillado, por lo tanto, uno tendría que limitarse a: a) interrumpir todo el tiempo la escritura de dicho comentario diciendo: " y como es sabido...", " y como ya todos sabemos...", " y como ya se ha señalado...", " de más está decir...". Otra posibilidad sería: b) romperse la cabeza tratando de que las sedentarias neuronas den a luz un escuálido y pretensioso análisis que evidencie que uno no es cualquier cosa, que uno es un verdadero lector crítico, sensible y original ( la lista puede ser infinitamente más larga). La tercera posibilidad en la que pienso es: c) uno puede tratar de brindar un humilde comentario desde la inquietud, desde la humildad y desde, fundamentalmente, el corazón, (sí, suena cursi) asumiendo en todo momento, que la palabra de uno no es verdadera y genuinamente de uno, sino el producto de algo que nos atraviesa y nos habla a todos y a cada uno de nosotros, de la misma manera. De mi parte puedo decir que prefiero adherir a la tercera posición.

Bolaño es magnético, adictivo, poderoso. La contratapa de esta novelita de la editorial "No te tomes tan enserio ediciones", dice: "Su obra es ciertamente una muy buena razón para seguir creyendo en la literatura. Y, en el mejor de los casos, una invitación a dejar de creer en casi todo y seguir buscando". Inmediatamente se me viene a la cabeza una nota que le había hecho la revista Ñ hace unos años a Noe, el pintor; este contestaba a la pregunta de "¿qué es el arte?" respondiendo que el arte no es más que crear universos y hacerlos perceptibles a los hombres. Se trata de casi, un acto mágico, de abrir puertas, ventanas a otras dimensiones posibles, a otros universos. Yo agregaría, además, que es necesario explorar, como si una vez que hubiésemos aterrizado en otro planeta, saliéramos de la nave, insaciables, en la búsqueda continua, en ese acto de valentía y de arrojo a lo desconocido. Bolaño produce eso, el contar por contar, la necesidad de seguir adentrándonos en la narración, sumidos en un viaje que, se interrumpe, no presenta certezas, es cercano y por momentos lejano. Cuente lo que cuente siempre es un placer leerlo y dejarnos llevar. Es la literatura en la pureza de su sentido.
Para terminar les resumo, la novelita, muy cortita, (mi edición es muy linda y del tamaño de una servilleta) trata de dos hermanos huérfanos que transitan una existencia bastante particular y que conciben un plan junto con unos amigos, que pretende cambiar el destino de cada uno de ellos. Está narrada en primera persona y se trata de una voz femenina.
El vacio, el sin sentido, el caos...
Muy recomendable!!!
Mi queridísimo Bolaño...

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