martes, 31 de agosto de 2010

miércoles, 25 de agosto de 2010

Damas Chinas- Mario Bellatin


Un poco por inercia sigo adquiriendo la colección que saca Página 12 titulada "Los 40 de Anagrama". Algunos autores resultaron un fiasco, pero hay también muchas cosas que resultan interesantes. Parece ser una jugada inteligente porque de esta manera los que consumimos literatura, y nos encontramos ávidos de conocer autores nuevos, encontramos una reseña de lo que puede ser el universo literario de algún desconocido (para nosotros) autor.
Una persona poco feliz, estas vacaciones en Uruguay, me recomendó este autor, a saber Mario Bellatin. Ciertas circunstancias hicieron que desdeñara de este consejo, no porque la persona en cuestión no fuese proclive a tener lecturas interesantes, sino más bien porque me causaba muchísima antipatía. Nuevamente, hace poco, una persona mucho más querida y respetada por mi, me comentó que había leído Damas chinas y que le había encantado. Lo poco que me comentó acerca del argumento y de los personajes me interesó.
Con este libro me pasó algo similar a lo que me produce la literatura de Bolaño: es hipnótico, adictivo; a uno le da la sensación de que no pasan cosas muy extraordinarias, pero tal vez esta honestidad del narrador, su escepticismo, los hechos narrados a medias ( en esto es muy Bolaño) nos hace necesitar continuar hasta el final sin apartar la mirada a riesgo de pasarnos de parada o estación si es que nos encontramos viajando.
El libro se encuentra dividido en dos partes. La primera parte está narrada en primera persona y trata de un ginecólogo que realiza sus actividades con cierto profesionalismo alcanzando cierta estabilidad económica. Este se encuentra casado y tiene dos hijos, uno de los cuales (con el que casi no tiene relación y con el que apenas habla) parece muy perturbado y envuelto en un torbellino de situaciones conflictivas y un poco oscuras. Por otro lado este exitoso ginecólogo contrasta esta vida de profesionalismo, en donde se relaciona a diario con mujeres de una manera estrictamente médica, con la concurrencia a prostíbulos y casas de masaje.

La última parte del libro es la narración (pero contada por nuestro protagonista) de un niño que acompaña a su madre periódicamente al consultorio del ginecólogo y con el que éste entabla una conversación en la sala de espera. Es una situación muy rara- se llama la atención varias veces a una forma anormal que tenía la cabeza de este niño de poca edad- y la narración resulta en cierto punto soporífera e hilarante, con escasa relación a lo que se venía desarrollando. Casi que resulta como un sueño.

Sin desperdicios, lo recomiendo con fervor!

martes, 10 de agosto de 2010

Voy a ver a Pixies!!!



Mi valioso amigo me acompañará... Gracias Lau!